No sé a quién pueda interesar lo siguiente. Pero alguna vez César Aira me dijo:
Cuando era chico todos queríamos ser como Godard. Ahora [noté cierta tristeza en sus palabras] todos querén ser David Lynch.
Antes de partir le estreché la mano. Agradecí el autógrafo en mi copia de La costurera y el viento y agregué:
César, yo aún quiero ser como Godard.
Después de eso me fui. Tardé mucho rato en voltear hacia atrás y me dio la impresión de que César Aira quería decirme una última cosa. Nunca sabré lo que fue.
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