Carreteras de nuestra juventud.
Carreteras de imaginación.
Banquetas que poco a poco comienzan a desaparecer
sobre los valles de México,
sobre el gran congelador de México Tenochtitlan
a las 2 de la tarde.
Tengo 22 años y te busco
entre la noche blanca y negra

No hay nada que temer

no se sorprendan, entonces
si me ven simultáneamente
en dos ciudades distintas
puesto que, como dice el título de este poema
no hay nada que temer
 
lo que me interesa, en todo caso
es resolver el misterio
del cepillo de dientes perdido
los ángeles mueren
como moscas en
   las lámparas del mundo
¿acaso hay algo más triste
que un ángel quemado?

El final de nuestro país

Sé que hay una persona que me busca
en su mano, día y noche; encontrándome
a cada minuto en su calzado.
César Vallejo


I

le puse Rosario a mi vida 
y la llevé por todas partes
atada a mis calcetas
vestida de novia
con la destreza parcial
del que pierde su zapato
una madrugada
de domingo

II

después fue cosa vulgar
fue cosa simple imprevista
-debí suponerlo-
conseguí un traje y un empleo 
(para dos,
siempre dos)
   sobre estas amargas insípidas tierras latinoamericanas
-pero muy-
porque el inicio de mi madurez
también fue el final de nuestro país
porque cuando me vuelvo
sobre el punto más pretérito 
de cada oreja 
me nace un hijo a quien no quiero
   recordar
porque de pronto se queda callado
   de pie 
encima de las cosas que permanecieron
para contarnos
-al oído-
el final
   de nuestra historia

III

yo lo miro y comienzo a boquear
de pies a cabeza
como un pez
   fuera del agua
como rincón sin sitio
como un temor
   de todas horas

III

bueno
   eso habría sido todo
sucede que ahora los recuerdos no me dejan
   ni dormir
aunque a veces 
–ciertas noches–
vuelvo a soñar que soy una roca 
   o una moneda 
extraviada
   en el fondo de del océano:



___________________________________________________
el canto ahogado de un cisne: un buzo muerto en el ojo de dios

A partir de MSP

a veces
no tantas
existen cosas
   en la vida
que son
algo así
como un automóvil
sin motor
tocando el claxon
desesperadamente
sin poder partir
a su destino
que no es
y se acabó

Where do we go from here?

                     the lack of  a lab or equipment
                  does not allow alternative options/ in book experiments

Idea suelta no. 6

toda vida consiste 
   en regresar al vientre
lástima
que no haya vida
ni vientre
para lo que nosotros 
   tuvimos

En mi hora personal


para nadie
en mi hora personal
del fin
   del mundo
me sentaré
desde una orilla
para observar
cómo todo
lo que soy
se desvanece
   lentamente
bajo el paisaje
de tus ojos

El día que apagaron la luz


¿a dónde iba el poema
que cruzó frente a mí
en el invierno del 98?






RESPUESTA DE LA FÁBRICA DE PÁJAROS: Antes de partir, el poema se preparó una sopa instantánea (había alistado sus maletas –se anticipó– y ya no tenía más de qué preocuparse). Su mascota vivía ahora en el apartamento número diecinueve del complejo habitacional señalado con la letra D. Tomó su saco, destapó la cerveza que aún quedaba en el refrigerador y permaneció inmóvil frente a la puerta, sólo para contemplar –por última vez– la persistencia de la noche en el filo de la alcoba. Podría decirse que se fue del mundo, que no había nada que lo retuviera. Se fue sin mapas, tobilleras, cacerolas o cuchillos. Se fue tan solo como llegó; sin haber dejado a nadie el nombre que le dieron. En resumen: se fue para nunca regresar. Decidí seguirlo.

Dos poemas de Richard Brautigan

(traducción de SDB)

Cíclope

un vaso de limonada viaja
a través de este mundo
como si se tratara
   del ojo 
de un cíclope

si un niño decide
no beber la limonada
   Ulises lo hará.


La ambulancia del haikú

un trozo de pimiento
   cae
desde el tazón para ensalada:
¿qué importa?

Un poema de Henri Michaux

(traducción de Mariana Meneses y Sebastián Díaz Barriga)

Buda Bobino de su bestia...
Su mundo inferior se medita, no deshace las orillas, pastorea el Meidosem, la hierba invisible de los dolores que todo lo reconstruye.
¿Domina? No; solamente no es igual ni se trata de lo mismo.


Generación de los poetas anodinos

Quilmes, mucho antes de ser ruina fue un poema […] Los valles de Calchaquíes vienen a nosotros desde la amplitud máxima de la historia. Están ahí a la vista de todos, entre las gentes, como memoria viva de un pueblo en resistencia […] Por eso Tucumán se escribe con una letra t, pues hay en ello algo de cruz y de calvario.

Juan Bautista Ambrosetti, La antigua ciudad de Quilmes, Forgotten Books, Londres: 2019.

La noche anterior habría soñado con cosas muy divertidas. Pensé entonces en una roca negra y en una roca azul. Pensé en las ruinas de Quilmes ardientes sobre el cielo de Quilmes, recortadas sobre las luces de un amanecer. Un cielo desordenado y sin poema: sin más paisaje y sustantivo sino etcétera etcétera. Cielo desordenado, hecho de tierra, como dios en la tierra, dolido del mundo y naciendo en paisaje sobre todas las cosas, en todas las cosas. Cielo doblado en el punto más pretérito de la angustia en que la primavera desciende y se levanta sobre valles y montañas como puntos continuos y quebrados de una cordillera infinita. Montañas de orden invertido naciendo en oscura metáfora desde el lejano mil seis sesenta y siete. Naciendo torrente sangriento, lastimero, duro y remoto. Pero todo se acabó. No queda nada. Nada de nuestras almas que se tocan y se pierden rompiendo en altas ruinas de los amores perdidos y olvidados en donde estamos, amor mío. Pero todo terminó. No queda nada. Años más tarde recordaría la noche en que los cactus fueron nuestra única compañía. Escribí.

Ideas sueltas

mejor olvidar que existí
olvidar la palabra pie
después de la palabra lluvia
y ponerme a caminar



esto
no es
1 verso
es
simplemente
otra manera
de decir nube
y que las cosas
   vengan
de occidente



si no puedes
   –o no sabes–
reír
déjame al menos
verte llorar


y Nicanor increpa: 
para qué completar un pensamiento
la tempestad, sino es sublime
   sólo aburre
¿cuánto valen este par de pantalones?
¿puede verse la hora en una flor?
¿acaso hay algo más importante que un zapato?

Un poema de Tshányang Gyatsó

Para S
Siempre estoy pensando en ella;
si de la misma manera
me entregara al santo Dharma,
en esta misma vida 
y sin mudar de cuerpo,
no hay duda que llegaría
a convertirme en un Buda


Dedicado a la memoria de Drugpá Künle,
yogui harto erótico quien a la edad de veintiún años 
se cortó las venas en claro homenaje a su país natal

Un juego fabuloso llamado "amor"*

cuando era niño
mis padres solían tener
este juego fabuloso: 
aunque los propósitos permanecen ocultos
el juego llegó a la relación
como una moneda de cincuentacentavos extraviada
   o perdida
en alguna calle
de la ciudad de méxico 
parecía decir: ¡oye! 
¿me vas a levantar
o qué?
llevo aquí todo el día
y sólo quiero volver a casa, 
estoy cansada.
en aquél entonces papá
pretendía mandar dinero
-en vez de amor-
a la tarjeta bancaria
  de mamá.
como el cajero automático estaba
a una hora de distancia
solíamos cruzar toda la ciudad
en nuestro vocho 70
sólo para descubrir
que no había dinero
ni amor
ni ninguna otra cosa dentro 
de la tarjeta
de mamá
de la amante de papá
o del perro de los vecinos.
me sentí tan triste
sólo quería un par de calcetines nuevos
un lápiz verde
y tal vez
un pececito azul
cuyo amor no se me escapase
de las manos
____________________________________
Bonus track para la edición traducida al inglés de Un rezo para mi padre 

No me gusta decidir

Dejo que otros decidan mi camino, el nivel de obscenidad en mis muecas y hasta la marca de mi pasta dental. No me malentiendan, no pretendo –con esto– blanquear mis dientes o mi consciencia, simplemente soy así; mi exnovia –lo mismo que mi madre– me lo ha reprochado y, a decir verdad, no tengo intenciones de cambiar. 

Dejo que otros decidan mi camino y quizás por eso me detengo, me quedo quieto y miro hacia el piso siempre que me hallo frente a alguien en el pasillo del súper o en el andén del metrobus. Me detengo en el punto exacto en que ocurre el incómodo emparentamiento de ojos o zapatos, uno frente a otro, en la horrible simetría del vampiro que se descubre frente al espejo. Por eso no miro directamente a los ojos; exponerme no me produce ningún grado de satisfacción.

Pero si por casualidad miré esos ojos, y por casualidad encontré en ellos algo que creía roto, perdido u olvidado, pienso entonces: Quédate conmigo, por favor quédate conmigo.

A menudo sucede lo contrario: o los ojos se van, o los ojos –de inmediato– se ocultan más que los míos dentro de las geometrías móviles del paisaje, o los ojos se mantienen –solo un poco más– para hacerme ver, para hacerme notar, que no son como los pensaba. Que me equivoqué y que estoy perdidamente solo como otra isla en el mundo.

Una isla tristísima
, pensé.
 

Entonces me pongo a llorar en algo como una orilla y decido –una vez más– renunciar a todo. Incluido este texto. 

Una noche con César Aira

No sé a quién pueda interesar lo siguiente. Pero alguna vez César Aira me dijo:
Cuando era chico todos queríamos ser como Godard. Ahora [noté cierta tristeza en sus palabras] todos querén ser David Lynch.  

Antes de partir le estreché la mano. Agradecí el autógrafo en mi copia de La costurera y el viento y agregué:
César, yo aún quiero ser como Godard. 

Después de eso me fui. Tardé mucho rato en voltear hacia atrás y me dio la impresión de que César Aira quería decirme una última cosa. Nunca sabré lo que fue.

26 de octubre de 2019

la región sur sale
plaza Italia
avanza
concha tu madre milico hijo de puta
andáte a otro lado perro
carabinero hijo de puta
Zurita
como verás las cosas no han
cambiado lo suficiente
como para dejar atrás:            
       a) el cuerpo perdido de mi linda chica 
       b) los dedos quebrados de mi vieja
       c) la carne quemada a altas horas de la noche
       d) los petardos asesinos gases después del napalm
 los milicos caen
 de borrachos en cada esquina
       e) las miradas de los que se aman
 antes de partirse frente
 a sus genitales
       f) las pampas degolladas
 en el centro
 de los países chilenos
 y asesinos
sigue adelante, Zurita
que los días no se nombrarán
sino hasta después de muchos 
días en que todo pasará
dentro de un mismo tiempo

perdoná, creo que lo arruiné
siempre confundo demasiado
las cosas
este, por ejemplo
debía ser
un poema de amor

Haiku

Para S, naturalmente
regresaré
hasta el momento
en que las cosas
aún estaban
en su sitio
desde ahí
dispararé
contra todo
lo que hay

no tengo 
a donde ir

conduciré
toda la noche

Hormiguero Automático

Un poema de Richard Brautigan 
(traducción de Sebastián Díaz Barriga)

Esta noche, conducido por el hambre,
tuve otra forzosa cena de soltero.
No podía decidir
si prefería comida china
o acaso
una hamburguesa.  Dios,
detesto cenar solo. Es como
   estar muerto.

Dedicado a la memoria de John Talbot quien
a la edad de dieciocho años en un burdel
fue balaceado en las nalgas.
1ro de Noviembre de 1936

Introducción/ bienvenida

Mi nombre es Sebastián Barriga González. Algunas veces soy Ananías Panaj, otras, el señor Bargasebia. Por las noches, me gusta pensarme com...